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En este gráfico, se puede observar que la desigualdad de ingresos está atada también a la ascendencia de los individuos. Las personas descendientes de europeos tienen una mayor aceptación en la sociedad, por lo que pueden conseguir mejores empleos y acceder a un mejor nivel educativo, logrando de ésta forma alcanzar a un mejor nivel de vida, evitando sufrir tanta pobreza. No es éste el caso de la población indígena y afrodescendiente, quienes deben luchar contra la discriminación día a día, lo que les dificulta el acceso a una educación de calidad y, en consecuencia, llegar a conseguir buenos empleos. En el gráfico, se puede notar que en Panamá existe mayor desigualdad en este sentido, dónde la población descendiente de europeos apenas sufre de la pobreza del país, y son los descendientes de indígenas quienes se llevan la peor parte.
Me resultó llamativo el caso de Haití, país en el que el nivel de pobreza es tan alto, que al contrario que en la mayor parte de América Latina, casi no existe la desigualdad basada en la ascendencia de las personas, e incluso, son los descendientes de europeos quienes deben soportar más la pobreza. También en Costa Rica se ve una situación similar, pero con un nivel de pobreza mucho menor y dónde se nota que no existe tanta discriminación. El caso de este país también me llamó la atención debido a que, comparado con Brasil y Chile (ambos considerados parte de los países más desarrollados de América Latina) tiene un nivel de pobreza menor.
